La legionella es un elemento patógeno que puede tener graves consecuencias para la salud humana. No en vano, este microorganismo es el responsable de la legionelosis, una enfermedad que prolifera en los sistemas de agua de los edificios. En esta ocasión, vamos a conocer cuáles son los síntomas de la legionella y cómo tratarla.
Es de suma importancia que comprendas todo lo que significa esta bacteria y su impacto en la salud pública. Por lo general, suele afectar a personas que poseen un sistema inmunológico debilitado o con enfermedades crónicas. La prevención, como veremos más adelante, incluye el mantenimiento adecuado de los sistemas de agua.
Legionella: síntomas iniciales
Los primeros síntomas de la legionella son muy similares a los de la gripe. Hablamos, por tanto, de fiebre alta, escalofríos, tos seca, dolor de cabeza, dolores musculares y cansancio físico. Algunos pacientes también pueden experimentar dificultades respiratorias y dolor en el pecho.
Los síntomas de la legionella suelen aparecer de 2 a 10 días después de la exposición a la bacteria. Menos habituales son, por ejemplo, la presencia de náuseas, vómitos y diarrea.
¿Qué es la legionella?
La legionella es una bacteria que, por lo general, se halla en entornos acuáticos naturales. Sin embargo, se vuelve peligrosa cuando aparece en sistemas de agua artificiales (torres de enfriamiento, sistemas de agua caliente, spas, etc.).
La infección se da por inhalación de aerosoles contaminados con la bacteria, no por el consumo de agua. El control y la prevención ante los síntomas de la legionella implican mantener los sistemas de agua limpios y a temperaturas que no permitan el crecimiento bacteriano.
Legionella: cómo tratarla
El tratamiento de la legionella requiere la eliminación de su hábitat y la desinfección de los sistemas de agua. En la mayoría de los casos, se han de seguir estos pasos:
- Mantener la temperatura del agua por debajo de 20 grados centígrados o por encima de 60 para prevenir el crecimiento de la bacteria.
- Limpiar y desinfectar de forma periódica las torres de enfriamiento y los sistemas de agua caliente.
- Usar biocidas y cloro para controlar la bacteria.
- Filtrar el agua y desinfectar los equipos médicos.
- Realizar inspecciones de mantenimiento regulares de los sistemas de agua.
Cómo prevenir la legionella
Antes de la aparición de los síntomas de la legionella, es fundamental realizar un trabajo exhaustivo de prevención. En este sentido, es de vital importancia llevar un riguroso control sobre los sistemas de agua. Se deben, pues, limpiar y desinfectar con periodicidad las torres de refrigeración, los sistemas de agua caliente y fría y cualquier otro equipo que pueda dispersar agua en forma de aerosol.
Las pruebas e inspecciones son también de suma importancia, sobre todo en instalaciones de alto riesgo (hospitales y hoteles). Estas medidas preventivas ayudan a reducir los riesgos de brotes de legionelosis.
Especialistas en tratamiento de legionella Bolboreta Plagas
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